Reseña: Maus de Art Spiegelman
Maus es la
biografía de Vladek Spiegelman, un judío polaco que sobrevivió para poder
contar lo que sufrió antes, durante y después del Holocausto nazi. Esta novela
gráfica, de la cual es autor Art Spiegelman, fue publicada entre los años 1978-1991
y posteriormente se editó en dos libros en 1986 y 1991. Para muchos esta es la
Historia del Holocausto, pero en realidad esa no era la intención de Spiegelman,
sino tratar de entender la relación con su padre. La novela es una entrevista
que Art le va haciendo a su padre sobre sus vivencias en uno de los episodios
más horrorosos (y vergonzosos) de la historia de la humanidad. Y de eso trata, del
intento de Art por entender el pasado de su padre, que forma parte de él y de sus
orígenes. Vemos la inestable, compleja y quebrada relación entre padre e hijo,
y el intento de este último por entender la vida de su padre, su pasado, su
manera de ser y sobretodo recuperar la memoria generacional, y para ello el
autor intercala el presente con el pasado haciendo uso de un estilo narrativo y
compositivo que guían al lector por las sendas temporales, sin que se pierda
por el camino. La madre de Art, Anja, se suicidó cuando este tenía 20 años. Y
su padre decidió quemar las memorias que ella había escrito porque le producía
un dolor inmenso (Art lo llega a calificar de ‘’asesino’’). También Art decide
convertirse en artista, porque como bien afirma, no quería asemejarse en nada a
su padre. A este último le parecía ‘’inútil’’ ser artista. Él decide volcar sus
emociones y vivencias en los cómics porque pensaba que su padre jamás llegaría
a leerlo, y cuando lo hace eso le sorprende.
Lo que a
priori más llama la atención de Maus es la representación de las diferentes
naciones por animales antropomórficos, como una especie de Rebelión en la
granja o una fábula. Los judíos son representados por ratones (víctimas), los
alemanes como gatos (victimarios), los polacos como cerdos y los americanos
como perros. Además, es muy acertada la elección del ratón-judío porque es la
concepción que tenían los alemanes (la raza ‘’aria’’) sobre los judíos y frente
a ellos eran criaturas indefensas y débiles. La manera en la que eran tratados,
los sitios en los que se tenían que esconder (hay una escena donde Anja se
asusta de ver una rata), la forma de alimentarse, la condición de vida en el
gueto y en los campos de concentración. Es una buena metáfora para representar
lo que vivieron los judíos durante el Holocausto nazi.
Por otra
parte, Maus me parece una obra muy innovadora. El autor apostó por una historia
contada en miles de ocasiones, que ha sido llevada al cine, a la literatura, a
la pintura…a diferentes medios artísticos. Y él decidió darle vida a través del
cómic, que nunca ha sido valorado como se merece (o al menos nadie se hubiese
pensado que el Holocausto se hubiese podido contar en este medio). Todo un
riesgo (y acierto). Los flashbacks, la forma simplificada de los personajes y
escenarios, el trazo nervioso (influenciado por el expresionismo), el ritmo, el
blanco y negro y el trazo negro y grueso que aumenta esa sensación de crudeza y
que en ocasiones parece que vaya a engullir a los personajes dentro de la
negrura, la disposición de las viñetas y la composición. El hecho de esta
simplificación de la forma y figura nos conlleva, por una parte, a centrarnos
más en el guion. Es tan rompedora que en su día se creó polémica alrededor de
que un cómic se atreviera a contar el Holocausto nazi. Un primer boceto de Maus
nos muestra una caracterización de los ratones más humana, sin embargo, en el
boceto definitivo el autor optó por crear una distancia emocional y evitar
cualquier conexión sentimental con el lector. Sin embargo, me llamó la atención
la inclusión de dos fotografías reales: la de Richieu y la de Vladek. Esto
interrumpe el ritmo de la lectura, crea impacto porque es real, tan real que es
cuando te das cuenta de que la historia que estás leyendo cobra sentido y vida.
Ya nunca la olvidarás ni olvidarás esas miradas que reflejan terror y tristeza
(e incluso ganas de vivir).
Me parece de
gran maestría por parte del autor que cuente tantas cosas y transmita tantos
sentimientos en tan poco espacio. Para mucha gente sería una novela de gran
volumen, sin embargo, a mi parecer es corta para todas las cosas que cuenta.
Este cómic cuenta la historia de Vladek, Anja, Richieu, Mala, Artie y muchas de
las personas que se cruzan por su camino en esta terrible odisea. Sin embargo,
durante su lectura he tenido la sensación de que cuenta la historia de todos
los judíos, tanto de los que sobrevivieron como de los que, por desgracia,
fueron asesinados. Es una novela biográfica (y autobiográfica), sí, pero
también es una novela que rescata la memoria histórica de toda una generación.
Abarca nuestro pasado, nuestro presente y nuestro futuro. Todo eso en 296
páginas. Hay un momento en la novela, en la segunda parte, donde Art, mientras
está en su estudio dibujando lleva puesta una máscara de ratón, y debajo está
su apariencia humana. Mientras, en el suelo se amontonan miles de cadáveres de
ratones y hay unos periodistas entrevistándolo, que también llevan máscaras
puestas (de perro y de gato). Esto podría simbolizar la presencia del pasado en
el presente. Hay un momento en la historia donde también se usan máscaras, y es
cuando Anja y Vladek se esconden para no ser atrapados, camuflándose.
Esta novela
me ha emocionado, me ha hecho estremecer, me ha hecho reír y llorar, me he
puesto en la piel del padre y del hijo, pero sobretodo me ha puesto la piel de
gallina. Y es que logro entender a Art, en su intento por comprender su pasado
generacional, por intentar arreglar de alguna manera la relación con su padre.
Pero también entiendo a Vladek, ese sufrimiento por todo lo vivido, por todas
las personas que ha perdido durante el camino, la soledad que sufre por la
pérdida tan cruel de Anja. Es cierto que en muchas de las escenas vemos que es
egoísta, tanto con su hijo como con Mala. Pero lo que me transmite es lástima.
Todos estos sentimientos logran ser transmitidos, junto con los elementos
nombrados anteriormente, con el guión, el lenguaje que usa Art, esos verbos mal
conjugados por su padre, el uso de la negrita para palabras clave, la forma de
contar la historia: el duro pasado mezclado con un presente donde se ve que la
forma de ser de Vladek es una consecuencia de su vivencia en el Holocausto.
Porque como bien dice François, la esposa de Art: ‘’ Ya. Pero en cierto sentido
no ha sobrevivido’’.
Número de páginas: 296
Editorial: Literatura Random House
Os dejo esta entrevista que dio el autor en la Universidad de Washington, en 1991:
Y también este mini-documental de Maus:
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