Reseña: El invierno del dibujante, de Paco Roca


Esta vez Paco Roca nos traslada al año 1957 y 1958, cuando cinco de los dibujantes más importantes de Bruguera optan por rebelarse y crear su propia revista: Tíovivo. Estos eran Escobar, Cifré, Peñarroya, Conti y Giner. Roca se acerca mucho a la historia real , y en todas las viñetas y páginas de esta novela gráfica se respira amor, admiración por los dibujantes, por esa era dorada de la historieta española. Es un homenaje a todas aquellas figuras que hicieron soñar a muchos niños: Zipi y Zape, Don Pío, El repórter Tribulete...

Detrás hay un trabajo de documentación muy importante: la recreación de los personajes, las fechas, la ambientación, no hay ningún detalle puesto al azar. Nos transporta a la España de la época, concretamente creo que a Barcelona. Uno de los puntazos del cómic para mi ha sido el cambio de color de las páginas según el capítulo, la fecha y la época del año. Como siempre, el dibujo del autor es una gozada visual, con su línea clara y esos colores que potencian siempre las sensaciones. Además, la línea temporal se nos presenta de forma salteada, y como lectores tendremos que ir juntando las piezas de la historia. 

En resumen, me ha gustado mucho, como todas las historietas de Paco Roca. Son frescas, cercanas, nostálgicas, hechas con mucho cariño. Siempre tengo una sonrisa en la cara cuando me sumerjo en sus viñetas e historias.



Sinopsis: Paco Roca investiga en El invierno del dibujante la salida de los autores estrella de la editorial Bruguera para fundar, en tiempos oscuros, una revista que les hiciera más libres. La vida en Bruguera con la dictadura de Franco como telón de fondo y la salida de sus dibujantes estrella para fundar Tío Vivo, una nueva revista que les permitiera conseguir mayores recursos, mantener el control creativo de sus personajes, etc. –lograr una mayor libertad, en definitiva–, como metáfora del régimen franquista, es el marco y la esencia de El invierno del dibujante, la nueva obra de Paco Roca, Premio Nacional del Cómic 2008 con Arrugas. Y es que en la España de 1957 ser historietista era un oficio. No eran artistas, eran obreros de la viñeta. Cobraban a tanto por página (o por viñeta), trabajaban a destajo, siguiendo unos patrones establecidos e inamovibles. Renunciaban a sus originales y a sus derechos de autor a cambio del dinero cobrado. Pero en ese 1957 ocurrió algo que quebró la monotonía y sembró la esperanza. Cinco extraordinarios historietistas, famosos por sus personajes, osaron rebelarse.

Año de publicación: 2010


Editorial: Astiberri


Número de páginas: 128



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